Tranquilidad, alegría, euforia, un baldazo de agua fría; euforia otra vez y un baldazo más. Finalmente, 3 a 2 y felicidad plena. Un vaivén de emociones. Así vivió el público el sufrido choque de Las Leonas de esta noche. Porque sí, se sufrió – y más de lo que cualquiera hubiera deseado – aunque al final se festejó. No era un encuentro más. Éste era el partido tan importante del que el Chapa y las chicas venían hablando toda la semana. A esto apuntaban; esto venían a buscar. Y con garra y con el corazón en las manos, Las Leonas lo consiguieron. Están en las semis.
Sin esperar, las argentinas salieron determinadas en busca del partido. No habían pasado dos minutos y Josefina Sruoga, atrevida, robó una bocha en zona de delanteras y se mandó directo al área, consiguiendo el primer corto de la noche, que fue salvado en la línea por la salidora china. Argentina era más agresiva que en el partido anterior con Corea, es que aquí se jugaban todo. No obstante, durante unos minutos el choque entró en un impasse.
Pero el rumbo del encuentro cambió por completo en cuestión de un instante. A los 11, una tarjeta verde a Wei Ma y, a los 12, otra a Yudiao Zhao, dejaron a las chinas con dos menos por un par de minutos. Y fue allí que, empujadas por el Chapa desde el banco (“Presión, presión”, gritaba), Las Leonas estallaron por primera vez en la noche, luego de que Noe Barrionuevo, de penal, estampara la bocha contra la tabla, pegado al primer palo.
El juego no fue de lo más vistoso, es cierto, y el cotejo se había emparejado. Los ataques argentinos que generaban riesgo en el área rival dependían, quizás, de las apariciones de Lucha. Por su lado, las asiáticas conseguían llegar en variadas oportunidades al círculo argentino pero no lograban cerrar sus ofensivas, que terminaban siendo inconsistentes. Sólo se basaban en dividir la bocha, mediante centros, y la búsqueda de desvíos.
Ya en el complemento comenzó este ida y vuelta de emociones. A los 8, la china Yibo Mae niveló el tanteador haciendo sonar la tabla por medio de una arrastrada. Las cosas se ponían difíciles y, como si fuera poco, instantes después, la mejor jugadora del mundo recibía una tarjeta verde. Sin embargo, a pesar de la adversidad (China presionaba y no dejaba salir a Argentina de su campo), Las Leonas se pusieron nuevamente en ventaja con un golazo de revés de Delfina Merino (25’). Su grito desenfrenado, su corrida al córner y los brazos abiertos esperando recibir a todas sus compañeras, que terminaron fundiéndose en un enorme abrazo, eran una fiel muestra del desahogo que sentía el equipo.
Pero la alegría duró poco. Un minuto después, a los 26, un desvío de Chunling Tang ponía el partido 2 a 2. Fue un baldazo de agua helada. Se empezó a sufrir, ya que las locales no lograban dañar a su rival con las penetraciones al círculo, mientras que las asiáticas perdieron alguna que otra posibilidad de anotar. Y allí, al grito de “Sí se puede” de la hinchada, Las Leonas respondieron con el corazón.
Y a los 29 llegó lo tan deseado. Corto. Amague de Pity D’Elía, retención con rebote corto de la arquera china, la bocha le quedó apenas larga a Rosario Luchetti. Desde allí, con la bocha un poco atrás, Charito pegó cruzado. Retumbó la tabla, estallaron las gargantas, se dibujaron las sonrisas, se erizaron las pieles. Fue un 3 a 2 increíble. Sufrido, pero maravilloso. Las Leonas ya estaban en las semis y pensando, nada más y nada menos, que en su clásico rival, Holanda.
Formaciones:
Argentina: Belén Succi; Florencia Habif, Silvina D´Elía, Noel Barrionuevo; Mariela Scarone; Josefina Sruoga, Macarena Rodríguez, Rosario Luchetti; Carla Rebecchi, Luciana Aymar, Delfina Merino. Ingresaron: Martina Cavallero, Daniela Sruoga, Sofía Maccari. Entrenador: Carlos Retegui.
China: Lei Zhang; Wei Ma, Sinan Sun, Yibo Ma, Ting Huang; Xiaoxu Xu, Quingling Song, Ye Ren ©; Lihua Gao, Baorong Fu, Chunling Tang. Ingresaron: Mengyu Wang, Meiyu Liang, Yudiao Zhao, Jiaojiao De, Yang Peng. Entrenador: Sang Ryul Kim.
Árbitros: Julie Ashton-Lucy (AUS) y Lesley Pieterse (RSA).
