A un año de aquel grito sagrado

Habrá que bucear en los archivos del deporte argentino para encontrar un momento tan sublime, tan mágico como el que se vivió en Rosario ese 11 de septiembre de 2010. Basta con cerrar los ojos y transportarse por unos segundos a aquella noche para que la piel vuelva a erizarse. Es como si aún hoy se escuchase el sonido de la chicharra o el “5,4,3,2,1” de las miles de almas que ese día coparon el Estadio Mundialista. O como si aún hoy uno viese a las chicas tirándose de a una en esa montonera humana. Pasó un año de aquel éxito, es cierto. Sin embargo, esas imágenes, esos sonidos, esas Leonas quedarán grabadas a fuego para siempre en la memoria colectiva.

Los logros, se sabe, son efímeros. Más si de alguna competencia deportiva se trata. Son muy pocos, a decir verdad, aquellas conquistas que trascienden al tiempo, que perduran en el imaginario popular. Aquella noche, en Rosario, Las Leonas se inmortalizaron. Y no por el título en sí que, al cabo, es circunstancial. Ese grupo de mujeres nos dieron a todos los que estuvimos allí presentes una lección de vida. Nos enchastraron en la cara de que nada es imposible, de que los sueños se consiguen luchando. Que las metas trazadas sólo se alcanzan con esfuerzo, pasión y dedicación. Nos demostraron que la unión de un grupo, que la hermandad de un equipo puede sortear cualquier adversidad. Y nos hicieron ver que se puede llegar a lo más alto, que se puede gritar campeón, levantando bien en alto las banderas del espíritu amateur.

Se cumple el primer aniversario de ese grito sagrado. Y el recuerdo es por partida doble. Hockey Mundial también está de festejo. Hace un año atrás, pocos días antes del comienzo de aquel Mundial, este portal aparecía en la Web. La idea de hacer una cobertura on line del campeonato sedujo a un grupo de jóvenes comunicadores y periodistas. La apuesta era más que ambiciosa. El tiempo apremiaba y los recursos escaseaban. Sin embargo, el desafío fue superado con creces. Se trabajó a destajo, en equipo, a puro pulmón. Valió la pena. Aquí estamos. Aún en la cancha. Jugando con pasión. Como ellas, como Las Leonas.

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