En la mitad de la cancha las australianas festejaban, se sacaban una foto y aplaudían a su incondicional hinchada, que partido tras partido cantó y puso el color en las tribunas. Es que a Australia no le daba lo mismo. Quería ganar, deseaba el quinto puesto. Pero para eso tuvo que sufrir, ya que recién faltando dos minutos para que suene la chicharra consiguió el 2 a 1 que le dio la victoria.
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No pasaba nada dentro de la cancha. El partido era bastante errático y parejo. Si el conjunto australiano atacaba, el coreano contragolpeaba con fuerza generando alguna peligrosidad en el área rival. Aún así las llegadas eran contadas con los dedos de una mano.
En el primer tiempo fueron las chicas de Frank Murray las que empezaron dominando. Pero el control duró poco porque Corea emparejó las cosas. Era un encuentro de ida y vuelta gracias a las imprecisiones y la falta de finura en los ataques para cerrar las jugadas. Sólo dos avances con algo de riesgo resumían los primeros 20 minutos. Y justo allí, un minuto más tarde, llegó el golazo de Young Ran Kim, que recibió un rebote largo de la arquera en el borde del círculo y sacó un sablazo que entró pegado al primer palo. Gran festejo y 1 a 0. La alegría duraría poco dado que a los 32 Australia, siendo un poco menos, conseguía el empate parcial a través de Casey Eastham (muy buena jugada de corto a la servidora que solo debió desviarla).
Y la segunda mitad no sería muy diferente. Faltaba concretar las jugadas, no había profundidad y, menos que menos, tiros al arco. Alguna que otra chance de gol para cada lado, pero no se concretaron gracias a las intervenciones de las goleras o las malas decisiones a la hora de definir.
Afuera, los presentes pedían a gritos un gol. La paridad indicaba un tiempo extra y el clima y la hora no acompañaban (la lluvia demoró el encuentro). Y, por fin, faltando dos minutos, Nicole Arrold hizo estallar a la hinchada. Un 2 a 1 defendido con garras y dientes por las australianas, dejando así el quinto puesto en Oceanía.