¡Simplemente gracias, Leonas!

La medalla conseguida será de plata pero Las Leonas valen oro. De eso no caben dudas. Golpes son golpes y como tales hay que aprender a recibirlos. Y a no confundirse: hay que saber medir lo logrado, hay que comprender lo obtenido. La derrota por 2 a 0 frente a Holanda no debe borrar la sonrisa de los rostros de todos, no debe opacar la alegría por la medalla conseguida, no debe borrar la imagen de nuestras Leonas subidas al podio olímpico por cuarta vez consecutiva. Llegar y mantenerse allí, siempre en lo más alto, implica una garra, una entrega, un sacrificio, una humildad y un corazón de oro, que estas jugadoras siempre nos han sabido entregar.
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La final fue para Holanda

La previa indicaba que no sería un choque fácil. Una final frente al clásico rival, entre los dos mejores equipos del mundo. Dos conjuntos que se medirían y que jugarían a no cometer errores, a ser efectivos y que intentarían no arriesgar en forma innecesaria. Y así fue el encuentro a grandes rasgos. Aunque Holanda fue superior y se quedó con la final, derrotando a Las Leonas por 2 a 0.
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Retegui: “Nos queda un escalón”

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Retegui felicitó a sus chicas por el partido ante Gran Bretaña, aunque ya piensa en la final de la medalla de oro. “Es un clásico con Holanda. Es un gran equipo”, agregó el DT.

Como en Sydney 2000, Argentina volverá a jugar una final olímpica. Esta vez, a diferencia de lo ocurrido hace doce años, las Leonas buscarán quedar en lo más alto del podio. Y el rival que tendrán enfrente será Holanda. Palpitando el choque decisivo, Carlos Retegui, con felicidad por lo logrado, expresó: “Nos queda un escalón. Es un clásico. Será un partido complicado. Para algunas jugadoras será el último partido en un Juego. Las holandesas fueron de menor a mayor. Hay que tratar de estar a full”.

Sobre la victoria ante Gran Bretaña, el Chapa analizó: “Argentina jugó con autoridad. Cuando nos pusimos 2-0, sabíamos que ellas iban a venir con todo por ser locales. Las chicas jugaron como veteranas. Hicieron un gran partido. A medida que se acerca el oro, el nivel de juego es alto. Quiero dedicárselo a las que quedaron afuera a último momento y a los varones que nos ayudaron a entrenar”.

FUENTE: Ole

Lucha: Me veo muy diferente de Sydney 2000 a hoy

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Por Luciana Aymar

LONDRES.- Fue el partido que más disfruté, en el que mejor me sentí, con muchas emociones alrededor. Recién cuando faltaban diez segundos para que terminara me entregué a disfrutarlo a pleno. Había mucha presión ante Gran Bretaña: era dar el salto hacia uno de los objetivos más esperados. La verdad es que me emocionó mucho estar jugando en el Riverbank Arena. Vuelvo doce años atrás y recuerdo que no jugábamos en esta clase de estadios; se me cumplió el sueño de disputar una semifinal en un escenario impresionante.

De aquella final de Sydney 2000 a ésta de Londres 2012 me veo muy diferente. Por más que hace doce años yo ya me había ganado mi lugar en el equipo, era muy inconsciente de que estaba jugando una definición olímpica. En esa época sentía que estaba jugando en el Jockey Club con mis amigas. Quizás es la misma inconsciencia que tiene ahora Florcita Habif; la veo jugar y digo que es una bestia con apenas 18 años. Hoy soy muy mucho más grande, tengo otra experiencia, otra madurez y otra responsabilidad. Al mismo tiempo, el equipo de Sydney representó toda una sorpresa en su momento; los otros seleccionados no esperaban que la Argentina llegara a pelear por el título olímpico.

Acá en Londres, en cambio, veo a una Argentina sólida, que intenta jugar y que cuenta con jugadoras realmente muy parejas: todas son hábiles, todas son inteligentes para jugar, todas son buenas pasadoras y quitadoras, además de tener actitud. Aquel otro equipo de Sydney también lo tenía, por algo llegamos a la final olímpica, pero era distinto.

Más allá de estas cosas que rescato, no crean que no sentimos la presión: antes de entrar al estadio andábamos todas con dolores de panza. Pero siempre hablamos de la tranquilidad que debemos mostrar en la cancha. Cuando jugamos tranquilas nos pasamos la pelota y aparecen las individualidades, la magia, esa Argentina distinta. Y eso que anoche no jugamos sólo contra Gran Bretaña, sino contra todo un estadio. Había una presión extra; por momentos yo sentía el ruido de las tribunas y me parecía increíble. Así llegamos a la final que más queríamos, contra Holanda.

FUENTE: Canchallena