La medalla conseguida será de plata pero Las Leonas valen oro. De eso no caben dudas. Golpes son golpes y como tales hay que aprender a recibirlos. Y a no confundirse: hay que saber medir lo logrado, hay que comprender lo obtenido. La derrota por 2 a 0 frente a Holanda no debe borrar la sonrisa de los rostros de todos, no debe opacar la alegría por la medalla conseguida, no debe borrar la imagen de nuestras Leonas subidas al podio olímpico por cuarta vez consecutiva. Llegar y mantenerse allí, siempre en lo más alto, implica una garra, una entrega, un sacrificio, una humildad y un corazón de oro, que estas jugadoras siempre nos han sabido entregar.
Verlas luchar hasta el final, una vez más, con la cabeza erguida y la frente en alto nos llena de orgullo. Ver al plantel entero, cuerpo técnico incluido, abrazado, alentándose al final, nos infla el pecho. En este momento, quizás, las palabras sobran. Desde Hockey Mundial – y quisiera decir sin equivocarme, de parte de todos los argentinos: simplemente, ¡gracias, Leonas! Gracias por su corazón de oro.