Nos vemos en las semis

Julia Müller elevó los brazos apuntando al cielo. Mientras, una de sus compañeras cuidaba la bocha cerca del lateral, haciendo pasar los eternos segundos. No faltaba casi nada. Ya estaba todo dicho. Sonó el silbato y Müller se abrazó con la arquera Kristina Reynolds. Alemania ya estaba en la semifinal. Un sólo tanto, nada más le hizo falta para pasar a la siguiente etapa. Al instante, ese abrazo entre Müller y Reynolds se transformó en un fundido abrazo grupal dentro del área.
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Del otro lado, con la frente en alto, estaba Australia. En fila, una por una de las jugadoras felicitaron a las ganadoras. Un ejemplo. Porque las mejores actitudes se relucen en los momentos difíciles.
Había que dejar todo. Eran 70 minutos determinantes. Así arrancó el partido Alemania. Menos de un minuto y la habilidosa Natascha Keller consiguió el primer corner corto de la noche. Y la ilusión creció. Gol de las europeas, aunque no fue convalidado luego de un pedido de videoref. Igual, el conjunto de Michael Behrmann ya anticipaba la vía del gol. Por su lado, Australia tuvo su primera llegada al área contraria recién a los 8.
Los hilos los manejaba el equipo europeo. Sin ser contundente, aunque más adelantado en el campo, llegaba con facilidad al círculo custodiado por las australianas. Alemania estaba más cerca pero no ponía en grandes aprietes a la golera Rachel Lynch. Y el conjunto de Frank Murray se paraba por momentos tan atrás que cuando una de sus delanteras recuperaba la bocha la perdía prontamente, ya que no tenía con quién jugarla. La hinchada se impacientaba y pedía un gol, que no llegaría, al menos, en la primera mitad.
Y a los 7 de la segunda etapa las alemanas consiguieron plasmar la diferencia en el marcador. Una arrastrada de Tina Bachmann al primer palo hizo sonar la tabla. Festejo colectivo y luego la tiradora, que lleva el número 2 en la espalda, besó la pipa de su palo. La preciada pipa de su palo.
Con el peso de un gol abajo y con la necesidad de tener que ir a buscar el triunfo (el empate no les alcanzaba para clasificar), las oceánicas levantaron el ritmo. Iban 19 minutos y consiguieron su primer corto a favor. Sin grandes esfuerzos Reynolds la mandó afuera. Pero, en general, Alemania seguía prevaleciendo en ofensiva (Müller-Wieland y Bachmann tuvieron sus oportunidades).
Con miedo de quedarse afuera y ya sin nada que perder, sobre el ocaso del encuentro, Australia probó con todo lo que estaba a su alcance, consiguiendo dos cortos. Pero no los supo aprovechar. En ambas ocasiones se dio una mala elección de la jugada. Y no quedó más que hacer. Alemania cuidó muy bien lo que ya era suyo. Resguardó muy bien su tesoro. Las germanas ya estaban entre las mejores cuatro de este Mundial.

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