Primera alegría para China

Amaneció sin lluvia la ciudad, pero el frío era inhumano. Eso no importaba para el Mundial de Hockey: la bocha tenía que empezar a rodar desde temprano ya que había que recuperar los tres partidos suspendidos de ayer. Y contradiciendo a toda inclemencia climática, China logró un cálido triunfo por 4 a 1 contra Sudáfrica. Se hizo desear la primera victoria en el torneo para el equipo asiático.
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Aunque el equipo de Sang Ryul Kim debió sufrir un poco para sumar de a tres porque Sudáfrica fue el primero en sorprender y abrir el marcador. Sólo tres minutos, corner corto para las sudafricanas y Jennifer Wilson se tiró de rodillas al piso para llegar a meter un excelente desvío de revés tras una arrastrada de Pietie Coetzee. Las chinas otra vez debían arrancar un partido perdiendo casi desde el vestuario. Y, como contra Inglaterra, el gol las hizo despertar, sólo que esta vez los resultados fueron positivos.
China no avasalló pero hizo lo suficiente como para tener el control de la bocha y liderar los ataques. Tanto así que se dio una particularidad. Minuto 15 y la defensora sudafricana Lisa-Marie Deetlefs dejó de mirar la jugada en ataque de su equipo para posar la vista sobre el palco. Desde allí, desesperado, uno de los colaboradores del técnico le daba indicaciones para corregir los inocentes errores cometidos en el fondo sudafricano. Aunque no fue suficiente.
Las chinas atacaban aunque sin las ideas necesarias para concretar, mientras las sudafricanas apelaron a jugar al contragolpe. Por fin a los 25, a través de un desvío de Ren, China consiguió el merecido empate para irse al descanso con un poco más de confianza (Sudáfrica paso casi quince minutos sin pisar el círculo contrario).
Ya en la segunda mitad la superioridad de las asiáticas se plasmó en el tanteador. A los 8, la capitana Baorong Fu pegó de media vuelta y marcó el 2 a 1. El tercero de China era inminente, sólo cuestión de minutos. Y a los 23 y los 25 fue Lihua Gao quien cerró la cuenta. El primero lo festejó desde el piso, luego de clavar una pegada de revés y caerse en la acción mientras la bocha se colaba en el arco. En el segundo sólo debió empujarla. Todo dicho: 4 a 1. Costó, pero finalmente la victoria para China llegó.

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