La naranja mecánica

No necesitó jugar con toda su potencia y hasta pudo manejar los tiempos. Cuando el partido lo requirió Holanda apretó apenas el acelerador y se aseguró la goleada. Sin subestimar a los rivales, podría decirse que le sobró en este choque ante India. Fue contundente: 7 a 1 y a pensar en el próximo enfrentamiento.
[slide]
En los primeros minutos las naranjas ganaban en el mediocampo, imponían el ritmo, pero sus jugadas se diluían al llegar al área. Pero bastó con un desborde de van As para que Agliotti desviara el centro y mandara a guardar la bocha. Aprovechando algunos espacios que otorgaba el fondo holandés, las indias igualaron el contador a los 22 por medio de un tiro de Rampal. Fue solo una esperanza momentánea. La ilusión se derrumbó dos minutos más tarde de la mano de la holandesa Hoog. Y a los 28, la histórica Lammers selló el 3 a 1 parcial antes del entretiempo.
Estaba todo dicho. Las dirigidas de Kruis ya tenían la victoria en sus manos. Pero no se conformaron. Fueron por más. Aunque un dato no menor es que las holandesas recién consiguieron su primer corner corto en la segunda mitad. A los 5 del complemento, por ese medio, llegó el cuarto gol naranja. Fue casi una obra maestra. Una servida rasante, una parada rápida e impecable y una arrastrada arrolladora de Paumen. La bocha se coló con fuerza en el ángulo derecho. Nada que hacer para la arquera Gongala.
Y así siguió el complemento. India solo llegó al área rival en dos oportunidades y la naranja mecánica – porque hoy se prestó para que así lo llamaran –, a través de un juego asociado entre volantes y delanteras, amplió la diferencia con un nuevo gol de Lammers. Y la cuenta la cerró, nada más y nada menos, Paumen. El sexto fue un penal y el séptimo otra majestuosa arrastrada, igualando la misma cantidad de goles en el torneo que Lucha Aymar.
Contundencia y efectividad. Allí radicó el secreto de Holanda, que puede irse más que conforme con su debut en Rosario 2010.

Articulos relacionados: